¿Puedo pasar al BAÑO?

Le empiezo a tomar el gustillo a una gama de películas chilenas, que exploran otros campos cinematográficos. En esta ocasión fue "EL BAÑO" una cinta que como muchas otras, no tenía idea, en realidad no teníamos idea con titi, con que nos encontraríamos.

Fue extraño al pasar los primeros minutos, cuando la forma de filmar descolocaba un poco a los acostumbrados ojos del telespectador nacional. Ahora, analizando el título, los baños son lugares en los que se llevan a cabo algunas de las actividades más privadas de nuestras vidas; por esencia siempre están lejos de los ojos de los demás (a no ser que se trate de el de la “Casa de Vidrio”).

La historia que cuenta el filme arranca luego de que una mujer decide arrendar una casa de la que es propietaria, por necesidades económicas. A lo largo de los años, van desfilando por ella distintos inquilinos, quienes no tienen idea que los episodios más íntimos de sus vidas están siendo registrados por una cámara instalada en el baño del lugar.

Así es como este excusado se transforma en el escenario único de la película, por donde van pasando los más diversos personajes: escolares, hippies, maestros chasquilla, delincuentes y ejecutivos, entre otros.

El objetivo detrás de estos relatos, es hacer un retrato de nuestro país – con humor, pero también con drama - de la búsqueda de su identidad y del fracaso en esta tarea por no querer mirarse a sí mismo.

Una cinta para ir a ver sólo o acompañado, en mi lugar, acompañadito. Una nueva forma de filmar y mirar el séptimo arte nacional con otra óptica, quizás la misma óptica, pero con un prisma diferente.

vitoko